Publicado 13/11/2011
Línea Directa
Reflexiones de Rosh Hashaná:
Mujeres estériles en los textos bíblicos Autor: Samuel Leillen*
La lectura en la sinagoga
Desde Moisés, parte del ritual judío para los sábados y días festivos, consiste en leer un capítulo del Pentateuco (Torá). Posteriormente se agregó la lectura de un texto relativo tomado del segundo compendio bíblico, "Neviím" (Profetas).
La Torá está compuesta por 54 capítulos, y se lee repetitivamente cada año (anteriormente se dividía la Torá en 175 capítulos que se leían durante tres años).
Ezra, en el siglo V A.E.C., empeñado en el restablecimiento del culto después del retorno de Babilonia, instituyó la lectura también los días lunes y jueves, generalmente días de mercado, para que el pueblo pudiese estudiar la Ley máxima. También estableció que hubiera un traductor, al griego o al arameo, para que traduzca los textos a un lenguaje más accesible.
La alegoría de la creación
Los textos correspondientes al primer día de Rosh Hashaná, el día de la creación del mundo y el principio del año, relatan dos casos de mujeres estériles que lograron dar a luz. Algunos comentaristas explican que estas lecturas fueron elegidas por entender que las mujeres se embarazaron en Rosh Hashaná (Tratado de Rosh Hashaná, XI, a).
Otros sostienen que la plegaria "Hayom Harat Olam" "Hoy fue concebido el mundo" que se repite en Rosh Hashaná luego de escuchar el "shofar", expresa que la creación del mundo se interpreta como un hecho de embarazo y parto. zFundamentalmente, la plegaria se dirige al Creador en la confianza que nos juzgará no sólo como si fuéramos sus siervos sino como si fuéramos sus hijos.
Esterilidad y resultados
Varios son los casos con estos antecedentes en las Escrituras. Son relatos que conducen a la aparición de un "héroe" después que una mujer estéril se dirige al Creador reclamando ayuda. El nacido se convertirá en un "personaje central" o "líder", como el caso de Sansón, hijo de Manoah y su madre estéril, cuyo nombre no es señalado, caracterizado por una extraordinaria fuerza y quien llevó a cabo actos heroicos inalcanzables para la gente común.
Es conocido el gran amor del Patriarca Jacob por Raquel, por quien espera siete años para poder casarse con ella como consecuencia de una artimaña de su suegro. Raquel resulta estéril pero finalmente da a luz a los dos hijos preferidos del Patriarca, José y Benjamín. Raquel fallece al dar a luz al menor de los doce cabezas de Tribus del Pueblo de Israel.
Mujeres estériles
El dar a luz y la educación de los niños era la función más importante de la mujer en la sociedad de los tiempos bíblicos. La esterilidad era una situación muy difícil tanto económica como socialmente: pareciera que la mujer fue maldecida por los dioses. Una de las soluciones estaba en facultar una esclava de la mujer a su marido que daría a luz un hijo/a que se consideraría hijo/a de la Señora. Se permitía también que el hombre se casara con una segunda mujer si la primera resultaba estéril durante diez años.
En la antigüedad, podían los judíos casarse con más de una mujer hasta que el Rabino Guershom, que vivió en Alemania en al año 1000 E.C., dispuso la prohibición de tener más de una mujer "Jerem de Rabenu Guershom", regla vigente para los ashkenazim hasta nuestros días. Los judíos de España y Yemen no aceptaron esta limitación. La ley de Israel no reconoce la poligamia.
Hay en estos relatos, un acento especial en la atención divina a las plegarias de mujeres singulares, resaltando la dependencia absoluta del individuo de la voluntad del Creador y la ilimitada facultad celestial de hacer lo imposible, incluso casos de mellizos como Rivka con Yaacov y Esaú, que aún estando en el vientre de la madre se peleaban entre ellos.
Dos de los tres Patriarcas de Israel fueron hijos de mujeres estériles. Y también tres de las cuatro Matriarcas serán estériles: Sara, Rivka y Raquel (Lea tuvo una época que también fue estéril).
Estos sucesos aparecen también en las mitologías de la antigüedad.
La plegaria y la esterilidad
¿A qué se debe que en la Torá aparecen tantos casos relacionados con la esterilidad femenina? Algunas interpretaciones sostienen que era una manera para que tanto el marido como la mujer se esforzaran en el cumplimiento de las obligaciones para con la divinidad y para destacar como sus rezos eran correspondidos.
¿Es que Dios tiene placer especial en escuchar los rezos? No, la divinidad espera el esfuerzo del individuo, esfuerzo que se expresa con la oración. Dios corresponderá a la iniciativa del individuo que se esfuerza y reza. Cuenta el folklore que un pobre no cesaba de rezar para que Dios lo ayude a ganar la lotería. Con lágrimas repitió durante veinte años cuán fuerte era su fe en Dios, que esperaba fuera correspondida por el Señor. Imploraba tan fuerte, que los compadecidos ángeles fueron al Supremo para intervenir, destacando sus
Desde Moisés, parte del ritual judío para los sábados y días festivos, consiste en leer un capítulo del Pentateuco (Torá). Posteriormente se agregó la lectura de un texto relativo tomado del segundo compendio bíblico, "Neviím" (Profetas).
La Torá está compuesta por 54 capítulos, y se lee repetitivamente cada año (anteriormente se dividía la Torá en 175 capítulos que se leían durante tres años).
Ezra, en el siglo V A.E.C., empeñado en el restablecimiento del culto después del retorno de Babilonia, instituyó la lectura también los días lunes y jueves, generalmente días de mercado, para que el pueblo pudiese estudiar la Ley máxima. También estableció que hubiera un traductor, al griego o al arameo, para que traduzca los textos a un lenguaje más accesible.
La alegoría de la creación
Los textos correspondientes al primer día de Rosh Hashaná, el día de la creación del mundo y el principio del año, relatan dos casos de mujeres estériles que lograron dar a luz. Algunos comentaristas explican que estas lecturas fueron elegidas por entender que las mujeres se embarazaron en Rosh Hashaná (Tratado de Rosh Hashaná, XI, a).
Otros sostienen que la plegaria "Hayom Harat Olam" "Hoy fue concebido el mundo" que se repite en Rosh Hashaná luego de escuchar el "shofar", expresa que la creación del mundo se interpreta como un hecho de embarazo y parto. zFundamentalmente, la plegaria se dirige al Creador en la confianza que nos juzgará no sólo como si fuéramos sus siervos sino como si fuéramos sus hijos.
Esterilidad y resultados
Varios son los casos con estos antecedentes en las Escrituras. Son relatos que conducen a la aparición de un "héroe" después que una mujer estéril se dirige al Creador reclamando ayuda. El nacido se convertirá en un "personaje central" o "líder", como el caso de Sansón, hijo de Manoah y su madre estéril, cuyo nombre no es señalado, caracterizado por una extraordinaria fuerza y quien llevó a cabo actos heroicos inalcanzables para la gente común.
Es conocido el gran amor del Patriarca Jacob por Raquel, por quien espera siete años para poder casarse con ella como consecuencia de una artimaña de su suegro. Raquel resulta estéril pero finalmente da a luz a los dos hijos preferidos del Patriarca, José y Benjamín. Raquel fallece al dar a luz al menor de los doce cabezas de Tribus del Pueblo de Israel.
Mujeres estériles
El dar a luz y la educación de los niños era la función más importante de la mujer en la sociedad de los tiempos bíblicos. La esterilidad era una situación muy difícil tanto económica como socialmente: pareciera que la mujer fue maldecida por los dioses. Una de las soluciones estaba en facultar una esclava de la mujer a su marido que daría a luz un hijo/a que se consideraría hijo/a de la Señora. Se permitía también que el hombre se casara con una segunda mujer si la primera resultaba estéril durante diez años.
En la antigüedad, podían los judíos casarse con más de una mujer hasta que el Rabino Guershom, que vivió en Alemania en al año 1000 E.C., dispuso la prohibición de tener más de una mujer "Jerem de Rabenu Guershom", regla vigente para los ashkenazim hasta nuestros días. Los judíos de España y Yemen no aceptaron esta limitación. La ley de Israel no reconoce la poligamia.
Hay en estos relatos, un acento especial en la atención divina a las plegarias de mujeres singulares, resaltando la dependencia absoluta del individuo de la voluntad del Creador y la ilimitada facultad celestial de hacer lo imposible, incluso casos de mellizos como Rivka con Yaacov y Esaú, que aún estando en el vientre de la madre se peleaban entre ellos.
Dos de los tres Patriarcas de Israel fueron hijos de mujeres estériles. Y también tres de las cuatro Matriarcas serán estériles: Sara, Rivka y Raquel (Lea tuvo una época que también fue estéril).
Estos sucesos aparecen también en las mitologías de la antigüedad.
La plegaria y la esterilidad
¿A qué se debe que en la Torá aparecen tantos casos relacionados con la esterilidad femenina? Algunas interpretaciones sostienen que era una manera para que tanto el marido como la mujer se esforzaran en el cumplimiento de las obligaciones para con la divinidad y para destacar como sus rezos eran correspondidos.
¿Es que Dios tiene placer especial en escuchar los rezos? No, la divinidad espera el esfuerzo del individuo, esfuerzo que se expresa con la oración. Dios corresponderá a la iniciativa del individuo que se esfuerza y reza. Cuenta el folklore que un pobre no cesaba de rezar para que Dios lo ayude a ganar la lotería. Con lágrimas repitió durante veinte años cuán fuerte era su fe en Dios, que esperaba fuera correspondida por el Señor. Imploraba tan fuerte, que los compadecidos ángeles fueron al Supremo para intervenir, destacando sus
virtudes, su fe, su conducta. Y Dios les contestó: "Hace veinte años que quiero hacerle ganar la lotería, pero él nunca compró un billete".
El capítulo de Rosh Hashaná
En la lectura de la Torá de la mañana del primer día de Rosh Hashaná, se lee el Génesis XXI, que relata que Sara, esposa del Patriarca Abraham, ve que el hijo de Hagar desprecia a Isaac. Son las dos primeras mujeres que el libro de Génesis se detiene a relatar las relaciones entre ellas, sus envidias, sus conductas y sus diferencias - una fértil y la otra estéril.
Resulta que después de diez años de matrimonio sin hijos, Sara le ofrece a Abraham que se acerque a su sierva egipcia Hagar, quien "después de embarazarse miraba con desprecio a su señora, Sara" (capítulo XVI). Por intervención de un ángel que aparece junto a una fuente en el desierto, Hagar entiende que debe ser sumisa y que su hijo Ismael "habrá de tener una gran descendencia que no podrá ser contada a causa de su multitud".
Cuatro años después del nacimiento de Ismael, Sara consigue dar a luz a Isaac, cuando su padre tenía 100 años y su madre 90 años de edad. Pero con esto no terminan las penurias de Sara. Ella ve que Ismael se burlaba de Isaac, y reclama a Abraham que sea clara la herencia exigiendo que la sierva y su hijo sean echados. Según la ley asiria vigente en aquellos días y en aquellos lugares, el hijo mayor de la familia reconocido como tal heredaba las pertenencias del padre.
El Rambam considera imprudente la conducta de Sara hacia Hagar, pues ve en ella el origen del trato de Ismael hacia los descendientes de Isaac, hasta nuestros días.
Ante el pesar de Abraham por la situación, Dios lo tranquiliza asegurándole que "también del hijo de la sierva hará una gran nación". Dios ya había prometido a Abraham que su hijo con Sara, le fijará descendencia prometiéndole la tierra desde el río de Egipto (hoy se considera el río El Arish) hasta el río grande, el Éufrates (Génesis, XV, 18). "Mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente, porque toda la tierra que ves la daré a ti y tu descendencia para siempre".
La "Haftará" del primer día
Siguiendo la lectura del capítulo correspondiente al primer día de Rosh Hashaná, la "haftará" relata el caso de Janá, la madre del Profeta Samuel, quien habrá de instalar la monarquía en Israel ungiendo a Saúl y a David como los primeros Reyes.
En la parashá vimos que hay cinco personajes: Abraham, Sara, Hagar, el ángel e Ismael, el niño por el cual se escribe el capítulo.
En la haftará vuelven a haber cinco personajes: Elkaná, padre de Samuel; Janá, su amada mujer pero estéril; Pnina, su otra mujer con diez hijos e hijas; el sacerdote (paralelo al ángel del caso anterior), y Samuel, el niño que es el motivo central del relato.
Elkaná ama más a Janá, pero ella está enojada con Dios por ser estéril. Asiste con frecuencia al Templo para rezar y se compromete que si tendrá un hijo, este será servidor del Señor. En una de esas oportunidades, el sacerdote Alí le pregunta a qué se debe su llanto, cuáles son sus pesares, y al escuchar el dolor de Janá la bendice y le dice que retorne a su casa y Dios responderá a sus ruegos.
Efectivamente, Janá y Elkaná reciben su primer hijo, Samuel. Janá promete que su hijo se dedicará a Dios, y Samuel habrá de ser el que establezca la monarquía en Israel.
El texto bíblico se detiene a relatar la ascendencia de Elkaná, señalando que Samuel sigue un linaje de importancia y de prestigio.
Reflexionando
Hay en todos estos relatos una continuidad conceptual, el proceso se repite: la mujer más amada, esterilidad, burlas de otras mujeres fértiles, oración, anunciación por intermedio de un ángel o de un sacerdote, embarazo y parto. Y los hijos que nacen son figuras especiales: los patriarcas Isaac y Yaacov, los jefes de Tribus José y Benjamín, los Jueces Sansón y Samuel, etc.
Hay en todos estos relatos una unidad temática: el principio, la fuerza de los ciclos. Así como el año tiene sus características que se repiten tal vez la palabra "shaná", año en hebreo, provenga de la raíz "shoni", diferencia: cada ciclo tiene vida de por sí y el comienzo de cada ciclo proporciona oportunidad para un cambio. Así también el mes "jodesh" en hebreo, tiene su raíz en "jadash", algo nuevo, que periódica y sistemáticamente se repite. Hay en todos estos relatos una insistencia en la fuerza de la oración. El sólo hecho de rezar indica que existe una predisposición de creencia y de fe, la oración fortalece al individuo, le ofrece confianza en lo que pueda suceder. Y su importancia reside en la sinceridad y no en el hecho, en el contenido y no en la forma.
*El. Lic. Samuel Leillen es Estadígrafo, Asesor financiero, Publicista, Conferencista, Miembro Honorario de la Cámara de Comercio Israel América Latina y Miembro Honorario de CEVI Cámara de Economía Venezolana Israelí.
El capítulo de Rosh Hashaná
En la lectura de la Torá de la mañana del primer día de Rosh Hashaná, se lee el Génesis XXI, que relata que Sara, esposa del Patriarca Abraham, ve que el hijo de Hagar desprecia a Isaac. Son las dos primeras mujeres que el libro de Génesis se detiene a relatar las relaciones entre ellas, sus envidias, sus conductas y sus diferencias - una fértil y la otra estéril.
Resulta que después de diez años de matrimonio sin hijos, Sara le ofrece a Abraham que se acerque a su sierva egipcia Hagar, quien "después de embarazarse miraba con desprecio a su señora, Sara" (capítulo XVI). Por intervención de un ángel que aparece junto a una fuente en el desierto, Hagar entiende que debe ser sumisa y que su hijo Ismael "habrá de tener una gran descendencia que no podrá ser contada a causa de su multitud".
Cuatro años después del nacimiento de Ismael, Sara consigue dar a luz a Isaac, cuando su padre tenía 100 años y su madre 90 años de edad. Pero con esto no terminan las penurias de Sara. Ella ve que Ismael se burlaba de Isaac, y reclama a Abraham que sea clara la herencia exigiendo que la sierva y su hijo sean echados. Según la ley asiria vigente en aquellos días y en aquellos lugares, el hijo mayor de la familia reconocido como tal heredaba las pertenencias del padre.
El Rambam considera imprudente la conducta de Sara hacia Hagar, pues ve en ella el origen del trato de Ismael hacia los descendientes de Isaac, hasta nuestros días.
Ante el pesar de Abraham por la situación, Dios lo tranquiliza asegurándole que "también del hijo de la sierva hará una gran nación". Dios ya había prometido a Abraham que su hijo con Sara, le fijará descendencia prometiéndole la tierra desde el río de Egipto (hoy se considera el río El Arish) hasta el río grande, el Éufrates (Génesis, XV, 18). "Mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente, porque toda la tierra que ves la daré a ti y tu descendencia para siempre".
La "Haftará" del primer día
Siguiendo la lectura del capítulo correspondiente al primer día de Rosh Hashaná, la "haftará" relata el caso de Janá, la madre del Profeta Samuel, quien habrá de instalar la monarquía en Israel ungiendo a Saúl y a David como los primeros Reyes.
En la parashá vimos que hay cinco personajes: Abraham, Sara, Hagar, el ángel e Ismael, el niño por el cual se escribe el capítulo.
En la haftará vuelven a haber cinco personajes: Elkaná, padre de Samuel; Janá, su amada mujer pero estéril; Pnina, su otra mujer con diez hijos e hijas; el sacerdote (paralelo al ángel del caso anterior), y Samuel, el niño que es el motivo central del relato.
Elkaná ama más a Janá, pero ella está enojada con Dios por ser estéril. Asiste con frecuencia al Templo para rezar y se compromete que si tendrá un hijo, este será servidor del Señor. En una de esas oportunidades, el sacerdote Alí le pregunta a qué se debe su llanto, cuáles son sus pesares, y al escuchar el dolor de Janá la bendice y le dice que retorne a su casa y Dios responderá a sus ruegos.
Efectivamente, Janá y Elkaná reciben su primer hijo, Samuel. Janá promete que su hijo se dedicará a Dios, y Samuel habrá de ser el que establezca la monarquía en Israel.
El texto bíblico se detiene a relatar la ascendencia de Elkaná, señalando que Samuel sigue un linaje de importancia y de prestigio.
Reflexionando
Hay en todos estos relatos una continuidad conceptual, el proceso se repite: la mujer más amada, esterilidad, burlas de otras mujeres fértiles, oración, anunciación por intermedio de un ángel o de un sacerdote, embarazo y parto. Y los hijos que nacen son figuras especiales: los patriarcas Isaac y Yaacov, los jefes de Tribus José y Benjamín, los Jueces Sansón y Samuel, etc.
Hay en todos estos relatos una unidad temática: el principio, la fuerza de los ciclos. Así como el año tiene sus características que se repiten tal vez la palabra "shaná", año en hebreo, provenga de la raíz "shoni", diferencia: cada ciclo tiene vida de por sí y el comienzo de cada ciclo proporciona oportunidad para un cambio. Así también el mes "jodesh" en hebreo, tiene su raíz en "jadash", algo nuevo, que periódica y sistemáticamente se repite. Hay en todos estos relatos una insistencia en la fuerza de la oración. El sólo hecho de rezar indica que existe una predisposición de creencia y de fe, la oración fortalece al individuo, le ofrece confianza en lo que pueda suceder. Y su importancia reside en la sinceridad y no en el hecho, en el contenido y no en la forma.
*El. Lic. Samuel Leillen es Estadígrafo, Asesor financiero, Publicista, Conferencista, Miembro Honorario de la Cámara de Comercio Israel América Latina y Miembro Honorario de CEVI Cámara de Economía Venezolana Israelí.
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