UN ANIVERSARIO MAS DE LA GUERRA DE LOS SEIS DIAS.
La Guerra de los Seis Días En estos días se cumplen 43 años desde el inicio de la Guerra de los Seis Días, la cual comenzó el 5 de junio de 1967, día en que la fuerza aérea de Israel, en un ataque sorpresivo atacó los aeropuertos de Egipto, lo cual desencadenó en seis días de lucha que culminaron con la victoria de Israel y el anexo de Jerusalén Oriental, la península del Sinaí, las Alturas del Golán y territorios de Cisjordania a los límites del Estado de Israel.
A través de los años, surgieron alrededor de los hechos históricos muchos mitos. A continuación algunos de ellos y un intento por lograr un acercamiento a la verdad.
Mito: “El ataque militar de Israel en 1967 fue inmotivado”
Realidad: una combinación de retórica árabe belicosa, conducta amenazante y, finalmente, un acto de guerra dejó a Israel sin otra opción que un ataque preventivo.
Para hacer esto exitosamente, Israel necesitaba el elemento de sorpresa. De haber esperado por una invasión árabe, Israel habría estado en una desventaja potencialmente catastrófica.
Mientras Nasser seguía haciendo discursos amenazando con la guerra, los ataques terroristas árabes se hicieron más frecuentes. En 1965, se llevaron a cabo 35 incursiones contra Israel. En 1966, el número aumentó a 41. En sólo los primeros cuatro meses de 1967, se lanzaron 37 ataques.
Entre tanto, los ataques de Siria a las cooperativas agrícolas (kibutzim) de las Alturas de Golán provocaron un ataque de represalia el 7 de abril de 1967, durante el cual los aviones israelíes derribaron seis Migs sirios. Poco después, la Unión Soviética -que había estado proporcionándoles ayuda militar y económica tanto a Siria como a Egipto- le dio información a Damasco sobre una presunta preparación militar masiva de Israel en preparación de un ataque. Pese a los desmentidos israelíes, Siria decidió invocar su tratado de defensa recíproca con Egipto.
El 15 de mayo, Día de la Independencia de Israel, tropas egipcias comenzaron a movilizarse hacia el Sinaí y a concentrarse cerca de la frontera israelí. Para el 18 de mayo, las tropas sirias estaban preparadas para la batalla a lo largo de las Alturas de Golán.
Nasser ordenó que la Fuerza de Emergencia de la ONU, estacionada en el Sinaí desde 1956, se retirara el 16 de mayo. Sin llamar la atención del asunto a la Asamblea General, como había prometido su predecesor, el secretario general U Thant acató la demanda. Luego de la retirada de las fuerzas de la ONU, la Voz de los Árabes anunciaba (el 18 de mayo de 1967): “Desde hoy, ya no existe una fuerza de emergencia internacional que proteja a Israel. Se agotó nuestra paciencia. No nos quejaremos más a la ONU sobre Israel. El único método que aplicaremos contra Israel es la guerra total, que resultará en el exterminio de la existencia sionista”.
Un eco entusiasta se oyó el 20 de mayo proveniente del ministro de defensa sirio Hafez Assad, cuando afirmó: “Nuestras fuerzas están ahora enteramente prestas; no sólo a repeler la agresión, sino a iniciar el acto de liberación mismo, y a hacer estallar la presencia sionista en la patria árabe. El ejército sirio, con su dedo en el gatillo, está unido.… Yo, como militar, creo que ha llegado la hora de entrar en una batalla de aniquilación”.
22 de mayo, Egipto cerró el Estrecho de Tirán a toda la navegación israelí y a todos los barcos que se dirigían a Eilat. Este bloqueo privó a Israel de su única ruta de suministro con Asia y detuvo el flujo de petróleo de su principal proveedor, Irán. Al día siguiente, el presidente Johnson dijo que él creía que el bloqueo era ilegal e infructuosamente intentó organizar una flotilla internacional para ponerlo a prueba.
Nasser desafiaba a Israel a combatir casi a diario. “Nuestro objetivo básico será la destrucción de Israel. El pueblo árabe quiere pelear”, dijo el 27 de mayo. Al día siguiente, añadió: “No aceptaremos ninguna… coexistencia con Israel… Hoy el problema no es el establecimiento de la paz entre los Estados árabes e Israel… La guerra con Israel está en vigor desde 1948”.
El rey Hussein de Jordania firmó un pacto de defensa con Egipto el 30 de mayo. Nasser anunció entonces: “Los ejércitos de Egipto, Jordania, Siria y el Líbano se ciernen sobre las fronteras de Israel… para enfrentar el desafío, mientras están detrás de nosotros los ejércitos de Irak, Argelia, Kuwait, Sudán y toda la nación árabe. Está acción asombrará al mundo. Hoy sabrán que los árabes están preparados para la batalla, el momento crítico ha llegado. Hemos alcanzado la etapa de la auténtica acción y no de las declaraciones”.
El presidente Abdur Rahmán Aref, de Irak, se unió también a la guerra de palabras: “La existencia de Israel es un error que debe rectificarse. Ésta es nuestra oportunidad de barrer la ignominia que ha estado con nosotros desde 1948. Nuestra meta es clara: barrer a Israel del mapa”. El 4 de junio, Irak se unió a la alianza militar con Egipto, Jordania y Siria.
La retórica árabe iba pareja con la movilización de sus fuerzas armadas. Aproximadamente 250.000 soldados (casi la mitad en Sinaí), más de 2.000 tanques y 700 aviones rodeaban a Israel.
En ese momento, las fuerzas israelíes habían permanecido en estado de alerta por tres semanas. El país no podía mantenerse totalmente movilizado indefinidamente, ni podía permitir que su vía marítima a través del Golfo de Aqaba estuviera vedada. La mejor opción de Israel era atacar primero. El 5 de junio, fue dada finalmente la orden de atacar a Egipto.
Mito: “Israel atacó a Jordania para tomar Jerusalén”
Realidad: el primer ministro Levi Eshkol envió un mensaje al rey Hussein diciendo que Israel no atacaría a Jordania a menos que él iniciara las hostilidades. Cuando el radar jordano captó un enjambre de aviones que volaba de Egipto a Israel, y los egipcios convencieron a Hussein de que los aviones eran suyos, él entonces ordenó el cañoneo de Jerusalén Occidental. Resultó que los aviones eran de Israel, y regresaban de destruir la fuerza área egipcia en tierra. Entre tanto, las tropas sirias e iraquíes atacaban la frontera norte de Israel.
Si Jordania no hubiera atacado, la situación de Jerusalén no habría cambiado durante el curso de la guerra. Sin embargo, una vez que la ciudad fue atacada, Israel tuvo que defenderla y, al hacerlo, aprovechó la oportunidad de unificar su capital de una vez por todas.
Mito: “Israel impuso restricciones a los palestinos de Jerusalén, Cisjordania y la Franja de Gaza”
Realidad: después de la Guerra de 1967, Israel decidió no anexarse la Cisjordania ni la Franja de Gaza y en lugar de ello, impuso una administración militar. Esto era necesario como un paso interino hasta que las negociaciones pudieran resolver el futuro de los territorios. No constituía, en modo alguno, una situación ideal para los habitantes [de esas áreas], pero las autoridades israelíes trataron de reducir a un mínimo el impacto sobre la población. Don Peretz, un escritor que aborda con frecuencia la situación de los árabes en Israel y un acerbo crítico del Gobierno israelí, visitó la Cisjordania poco después de que las tropas israelíes la hubieran tomado, encontró que estaban intentado restablecer la vida normal y evitando muchos incidentes que pudieran alentar a los árabes a abandonar sus hogares.
Excepto por el requisito de que los textos de las escuelas en los territorios sean purgados de propaganda anti israelí y antisemita, las autoridades intentaron no interferir con los habitantes, a quienes sí proporcionaron asistencia económica; por ejemplo, a los palestinos de la Franja de Gaza los mudaron de los campamentos para casas nuevas. Esto estimuló las protestas de Egipto, que no había hecho nada por los refugiados cuando controlaba la zona.
A los árabes les dieron libertad de movimiento. Les permitían viajar a Jordania y regresar. En 1972, se celebraron elecciones en la Cisjordania, y a las mujeres y a los no propietarios, incapaces de participar bajo el Gobierno jordano, les permitían ahora votar.
A los árabes de Jerusalén Oriental les dieron la opción de conservar la ciudadanía jordana o de adquirir la ciudadanía israelí. Fueron reconocidos como residentes de la Jerusalén unificada y les dieron el derecho a votar y postularse para el concejo municipal. También los santos lugares islámicos fueron puestos al cuidado de un concejo musulmán. Pese a la significación del Monte del Templo en la historia judía, los judíos no pueden orar en ese lugar.
Después de que terminara la Guerra de los Seis Días, el presidente Johnson dio a conocer su opinión de lo que debía hacerse luego para terminar el conflicto: “Ciertamente, las tropas deben retirarse; pero debe haber también derechos reconocidos de vida nacional, progreso en la solución del problema de los refugiados, libertad del tránsito marítimo legal, limitación de la carrera armamentista y el máximo respeto por la independencia política y la integridad territorial”.
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