lunes, 18 de octubre de 2010

Alcoholismo y violencia intrafamiliar.- En medio de los tragos naufragan los afectos.- Reportaje El Nuevo Diario Managua Nicaragua. Periodista Nery García


Alcoholismo y violencia intrafamiliar
     En medio de los tragos naufragan los afectos
     * Mujeres, hombres e hijos sufren el terrible drama de tener a un alcohólico en su hogar, y lidiar con esa realidad todos los días al levantarse y acostarse
     * “Aunque no bebemos, la autoestima se nos baja, nos volvemos personas frustradas, te vas enfermando emocional, física y espiritualmente”, cuentan
* Aunque es un asunto de salud pública, no existe una política pública del Estado que de manera integral trabaje la prevención, tratamiento y rehabilitación
Nery García
     “Crecí en un hogar de alcohólico, en donde miré tanto abuso de mi papá con nosotros, con mi mamá, y desesperada encontré una salida… me casé con una persona que tenía problemas serios con la bebida”, son las primeras palabras de “Marlene”, una mujer de 44 años, que relata cómo el alcoholismo también afecta a la familia.
     “Marlene” recuerda que en los primeros cuatro meses de vida matrimonial, su esposo consumía más alcohol que de costumbre y eso la alteraba: “Estaba al borde de la locura, y a mis hijas yo las estaba afectando, incluso más que el alcohólico, por mi neurosis, por histeria”.
     “Martha” no sólo coincide con “Marlene” en la letra inicial de su nombre, sino también en que es esposa de un alcohólico: “Como todas las personas afectadas por un alcohólico, la autoestima se nos baja, nos volvemos personas frustradas, porque es una persona que amamos y a la vez odiamos… te vas enfermando emocional, física y espiritualmente”.
     De acuerdo con los especialistas en temas de alcoholismo, las hijas de alcohólicos tienen baja la autoestima, se hacen dependientes de otras personas, viven con miedo y en muchas ocasiones repiten el ciclo de sus madres al buscar una pareja alcohólica.
También afecta economía de familiares
     A las cinco de la mañana del nueve de abril pasado, Josefa Ruiz, de 54 años, recibió la noticia de que su hijo, Ottoniel Ruiz, de 26 años, había fallecido junto a otras cuatro personas en un accidente de tránsito, en el kilómetro cinco y medio de la Carretera Sur.
     El accidente fue a las cuatro de la mañana, después de que un sujeto ebrio cruzara la carretera de manera imprudente, y el conductor del camión placas M127505 invadiera el carril contrario, para luego colisionar contra el taxi placas M01055. El saldo fue de cinco personas muertas: cuatro pasajeros del taxi y el conductor.
     Doña Josefa no sólo vivió el dolor de perder a su hijo, sino que además Ottoniel era el sustento de su familia, y para colmo, dejó una deuda a su madre de un mil dólares (21 mil 626 córdobas) que prestó a la financiera Caja Rural Nacional (Caruna), pocas semanas antes de su defunción, para comprar material de construcción.
     Ahora, las posibilidades de que doña Josefa pague, cada vez son más escasas, pues su marido, de 70 años, recibe una pensión mensual de apenas 600 córdobas, y ella no tiene un empleo fijo. “Yo lavo, plancho y la rebuscamos, más lo hago por esa deuda… yo quisiera que el señor Presidente (Daniel Ortega) nos ayudara”, implora la señora.
Sin política pública para la prevención
     Aunque el alcoholismo es un asunto de salud pública, no existe una política pública del Estado que de manera integral trabaje la prevención, tratamiento y rehabilitación; y menos un presupuesto suficiente para eso, según reconoció Francisco Landero, director del estatal Instituto Contra el Alcoholismo y Drogadicción (ICAD), adscrito al Ministerio de Salud (Minsa).
     ¿Existe una política pública del Estado?, preguntó Conexiones, a lo que respondió: “No, no, precisamente. Hemos venido superando esos vacíos”, dijo Landero, quien culpa a los gobiernos anteriores de abandonar ese instituto, que nació en 2000, con el propósito de prevenir, brindar tratamiento y rehabilitación de personas adictas al alcohol y a otras drogas.
     Sin embargo, Landero, quien tiene una maestría en salud pública, asegura que con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) están preparando una propuesta política pública, que tiene como objetivo la reducción del consumo del alcohol, principalmente en gente joven, pero advirtió que el presidente Daniel Ortega debe darle el visto bueno antes que finalice este año.
     Asimismo, afirma que los funcionarios del ICAD han conversado con diputados de las comisiones de Salud y de Educación de la Asamblea Nacional, para consultarles sobre la propuesta del borrador de política pública. Sin embargo, algunos de los diputados dicen desconocer sobre ello.
     Consultamos a las diputadas de la Comisión de Educación, Martha González y María Dolores Alemán, pero ambas indicaron que no tenían conocimiento de ese tema, sin embargo, se mostraron dispuestas a apoyar una ley para la prevención del consumo de alcohol. “Yo estoy en la mejor disposición de discutirlo y de buscar las alternativas”, prometió González.
Sin datos actuales y sin fondos
     Mientras tanto, Landero asevera que el ICAD articula esfuerzos con diferentes organismos e instituciones para realizar su trabajo. Además, anunció que en los próximos días darán a conocer los resultados de un estudio sobre la incidencia de lesiones y su relación con el alcohol, que hicieron en los hospitales capitalinos “Lenín Fonseca” y “Roberto Calderón”.
     “No, estudios actualizados no hay, el último fue en 2006, cuando la preferencia del consumo andaba por el 27%”, refiere Landero, quien además dijo no tener información qué tantos accidentes de tránsito están vinculados al consumo de licor: “No tenemos los datos todavía”, señaló.
     Landero dice aspirar que, en el futuro, el ICAD atienda a nivel nacional como lo hace el Minsa, pero reconoce que eso está muy lejos de suceder. “No tenemos ahorita capacidad por falta de financiamiento”.
     “Estamos en un proceso de búsqueda de recursos para poder aplicar a los estudios que tenemos pendientes. Al final (el Presupuesto del ICAD) quedó en un millón 540 mil córdobas (para el Instituto)… hay que hacer la salvedad de que esta institución no tuvo presupuesto durante los años anteriores a 2007, que es a raíz de la llegada al poder del gobierno sandinista que se le da la importancia que se merece”, dice Landero.
Licoreras no dan apoyo
     El apoyo que recibe el Estado de parte de las empresas que se dedican al negocio del licor, como parte de su Responsabilidad Social Empresarial, para la prevención del consumo de alcohol o el tratamiento de alcohólicos es “muy poco”, confiesa Landero.
     “La ley nuestra no les exige que aporten, sólo autoriza que ellos aporten, pero no los obliga, entonces, si ellos quieren dar dan, si no, no… los daños ocasionados por el consumo del alcohol y de la droga en este país son enormes, entonces hay una responsabilidad social empresarial de estas empresas que tienen que aportar para poder disminuir ese daño”, expresa el director del ICAD.
     El Ministerio de Hacienda y Crédito Público (MHCP) precisa en su sitio www.hacienda.gob.ni, que el ingreso de impuestos por el consumo de alcohol, entre rones, aguardiente y cerveza, en 2009, fue de 846 millones 946 mil 918 córdobas, equivalentes de 39 millones 162 mil 277 dólares estadounidenses.
     En 2009, las empresas licoreras registraron, en impuestos, por el consumo de cervezas, 634 millones 563 mil 538 córdobas; y 212 millones 383 mil 380 córdobas por el consumo de rones y aguardientes. Sólo en 2008, según publica el ICAD en su página www.icad.gob.ni, el consumo de cerveza fue de 12 millones 600 mil cajillas y 2 millones 100 mil cajas de ron.
Organizaciones contra el alcoholismo
     Al Anon es una hermandad espiritual que brinda apoyo espiritual a familiares y amigos de alcohólicos de manera gratuita. A través de grupos, se comparten experiencias, fortalezas y esperanzas con la finalidad de encontrar una solución al problema del alcoholismo. “Marlene” y “Martha” aseguran que lo han logrado.
     “Desde que llegué a Al Anon mi vida cambió, yo volví a vivir”, dice “Martha”, quien agrega que “el programa Al Anon ayuda a todos los familiares y amigos de alcohólicos por medio de los 12 pasos, que son los mismos 12 pasos de Alcohólicos Anónimos”.
     “A los tres meses de estar en este programa, mi esposo buscó la recuperación a través de Alcohólicos Anónimos, eso significa que todo lo que voy poniendo en práctica me está ayudando en mi hogar, se está viendo un cambio, pero no sólo mi esposo, sino que mis hijas entran a Alateen, que es un programa para los hijos de los alcohólicos”, cuenta “Marlene”.
     Los grupos de ayuda de Al Anon están ubicados en Managua: la iglesia San Agustín, de Altamira; la escuela María Inmaculada, de Altagracia; la iglesia San Francisco de Asís, en Bolonia; la iglesia Monte Tabor, sobre la Carretera Sur; la iglesia Santo Domingo de Las Sierritas; reparto Miraflores, de Linda Vista, e iglesia San Judas. O bien, puede llamar a los números 8603 6249 begin_of_the_skype_highlighting 8603 6249 end_of_the_skype_highlighting ó 8851 0778 begin_of_the_skype_highlighting 8851 0778 end_of_the_skype_highlighting.
Prevenir, antes que lamentar
     La prevención del consumo de alcohol u otras drogas a temprana edad debe ser una prioridad en nuestro país, y por eso el Centro de Educación Integral Dianova (CEID) Las Marías, ubicada en el kilómetro 51½ de la carretera Jinotepe-Nandaime, trabajan ese tema desde hace 12 años, según explica su directora, Jennifer Guido.
     “Neo vida es un programa que está adaptado a la realidad de nuestros beneficiarios, niños que vienen de un grupo muy vulnerable de situación de riesgo, este trabajo se hace desde las aulas a través de las asignaturas, dentro de cada una de ellas va un poquito de prevención”, expone Guido.
     El centro Las Marías brinda educación gratuita a 323 niños, niñas y adolescentes de escasos recursos, de éstos 85 son becarios internos. Por su destacada labor, ese centro fue certificado como parte de la Red de Escuelas Asociadas a la Unesco.
     Guido revela que no sólo trabajan con los chavalos y chavalas, sino también con la comunidad, principalmente con sus progenitores. “Los padres de familia existen una vez al mes aquí, se les imparte un taller, se trabaja con ellos y luego la familia la encargada de poder reproducirlo”, agrega la directora del Centro.
     Ahora, pretenden llevar esa experiencia a otros municipios del departamento de Carazo con el apoyo de la española Fundación de la Ayuda contra la Drogadicción (FAD).
(Colaboración)
El Nuevo Diario - Managua, Nicaragua - 18 de octubre de 2010

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