Encomiable apostolado en La Esperanza Triana Zepeda y su oficio de ángel de las prisioneras. Noticia El Nuevo Diario

8 de marzo del 2011

Encomiable apostolado en La Esperanza

Triana Zepeda y su oficio de ángel de las prisioneras

Sus armas cotidianas son La Biblia, la Constitución y el Código Penal, para asistir a mujeres de pocos recursos. La “Hermana Triana” sostiene: “El hecho de que tengas una condena por un delito no significa que todos los derechos están perdidos”. “Usted primero confíe en Dios, no ponga su mirada en mí porque soy humana y puedo fallar, pero Dios no falla nunca”, les alienta

Por Martha Vásquez Larios | Nacionales

La abogada Triana Zepeda
La abogada Triana Zepeda presta servicio gratuito a las privadas de libertad que tienen escasos recursos económicos. Lisandro Roque / END

No es familiar de ninguna de las privadas de libertad que se encuentran en el Sistema Penitenciario para Mujeres La Esperanza, pero es la más esperada el día de la visita.

Hablamos de Triana Zepeda González, quien desde hace cuatro años tomó su Biblia, la Constitución y el Código Penal, para defender de forma gratuita a estas mujeres privadas de libertad y de esperanza espiritual.
Doña Triana, abogada de profesión y evangelizadora de corazón, “guiada por los designios de Dios”, desde 2006 se sumó a un proyecto de la iglesia Hosanna, comunidad religiosa que visita desde 2004, para defender de forma gratuita a las mujeres de escasos recursos, sobre las que pesa una condena y un señalamiento social.

Condenadas, pero con derechos
La hermana Triana, como la llaman las inculpadas, es parte del Patronato (Grupo de Ayuda) del Sistema Penitenciario, por tal razón todos los martes tiene un espacio para compartir con las mujeres en La Esperanza. Este tiempo es aprovechado para hablar de fe, religión y derechos.
“El hecho de que tengas una condena por un delito no significa que todos los derechos están perdidos. Tienen derecho a salud, a educación, a recrearse, y, sobre todo, a que se respeten sus derechos humanos, y eso lo explicamos en las charlas”, dijo Zepeda, recordando que estamos en el mes que se conmemora el Día Internacional de la Mujer.
También tienen derecho a que les revisen la pena y otros beneficios que la ley establece, agregó la abogada.

Presentes en otros departamentos
“Cuando una mujer está en el SPN es una mujer desgastada económica y espiritualmente por todo el proceso judicial que vivió. Muchas veces ya perdieron su casa, sus pocos bienes por el pago del abogado. Es aquí donde nuestro trabajo empieza”, refirió.
La misión empezó en Managua, pero el servicio se ha extendido a Chinandega, Granada y Estelí. “Yo les advierto a las mujeres: usted primero confíe en Dios, no ponga su mirada en mí porque soy humana y puedo fallar, pero Dios no falla nunca”.
Al mes, las abogadas llevan al menos tres casos, y al año logran la libertad de unas 30 mujeres. En Nicaragua, la población penal es de 7,000 privados y privadas de libertad, de estos, 120 son mujeres.

Facilitadora del respeto a la mujer
Otra mujer que abona su grano de arena para defender y propagar los derechos de las mujeres es Blanca Pérez, facilitadora judicial.
La desigualdad que observa cada día entre hombres y mujeres en los hogares de su comunidad, y la falta de información sobre los derechos que protegen a las mujeres, son las razones que a diario motivan a Blanca a ejercer su trabajo en Colonia Roque, comunidad ubicada en el kilómetro 32 y medio Carretera Norte, Tipitapa.
“Las mujeres del campo tenemos poco acceso a educación, ya sea por cultura machista o por razones económicas, y como resultado somos bien sumisas al hombre y tímidas, no reclamamos nuestros derechos ni los de nuestros hijos e hijas”, comentó doña Blanca.
Al ver tanta necesidad acepté ejercer el papel de facilitadora judicial (persona nombrada por la Corte Suprema de Justicia para mediar en problemas menores que surjan entre habitantes de su comunidad) en mi comunidad, continuó la mujer de 49 años.

A divulgar derechos
Al inicio la demanda era poca, las mujeres casi no acudían, entonces doña Blanca se tomó la tarea de caminar hasta 34 kilómetros con el fin de presentarse en los hogares y escuelas, para charlar sobre derechos humanos y de las mujeres en particular.
“Quiero que las mujeres sepan que no deben dejarse golpear de los maridos. La violencia en los hogares es algo que hay que terminar”, refirió Pérez.
Después de cuatro años de trabajo, sus principales demandantes son las mujeres. “Ahora vienen a denunciar que sus maridos les pegan, que no les dan pensión a los niños, que las están acosando… en fin, se dieron cuenta de que nosotras las mujeres jugamos un rol muy importante en nuestra familia y en la sociedad, y se nos debe respetar”, afirmó orgullosa la facilitadota judicial.
Doña Blanca aclara que su trabajo es voluntario, y que no le gana ni un centavo a nadie, y esa es otra satisfacción, porque le ayuda a la gente pobre de su comunidad sin recursos para pagar un abogado.
En Nicaragua existen 2,276 facilitadores y facilitadoras judiciales en todo el país, según datos de la Corte Suprema de Justicia, de estos 714 son mujeres.
Doña Blanca tiene la esperanza de que esa cifra se iguale, porque cada vez más las mujeres van peleando su espacio.