Se montaba en un Jeep y acompañada de alguna de las alumnas arrancaba a sus visitas vespertinas. “Ahí viene la monja pedigüeña”, decían al verla llegar con su hábito blanco impecable. Eso recuerda María Celina Enríquez, de 60 años, exalumna del colegio María Mazzarello.
Estudió preescolar y primaria ahí, y en varias ocasiones acompañó a sor Emilia Rachela en sus visitas a empresarios, personas adineradas y benefactores a quienes pedía apoyo para proyectos educativos y sociales.
En una ocasión, luego de recibir un reconocimiento en la Asamblea Nacional, se paró frete al podio,
sacó una bolsa transparente y se dirigió a los diputados: “¿Quién me va a ayudar a comprar (…) instrumentos de música? Levanten las manos quienes van a ayudar. ¿Nadie? Ah no, no sean pinches, no sean pinches, me tienen que ayudar”, les dijo.
“Soy pedigüeña, sí, pero pido para los nicaragüenses”, era su defensa. “Pido porque Nicaragua tiene un gran corazón”, aclaró de nuevo en una
entrevista a LA PRENSA.
Sor Emilia Rachela murió este viernes 10 de febrero a los 90 años, en la misma cama donde estuvo postrada los últimos tres años por enfermedades que la aquejaban y que le provocaron un choque séptico del que no pudo recuperarse.
Desde esa misma cama dirigía los ensayos de música, daba catequesis y servía de consejera a todo el que llegara a buscarla. Su cuarto, en un pabellón del colegio, era salón de clases, de oración y de música.
De sus 72 años de vida religiosa, vivió 65 en Nicaragua, donde fundó el Colegio María Mazzarello, en el barrio Altagracia, y el Colegio Sor María Romero, en San Judas. Además creó un comedor gratuito donde a diario reciben desayuno y almuerzo estudiantes de escasos recursos, maestros y todo comunitario que necesite y solicite un plato de comida.
El centro deportivo en San Judas, con el que tanto soñó y por el que también golpeó puertas pidiendo, quedó inconcluso: andenes para patinaje, cancha de baloncesto y voleibol, un campo de beisbol sin terminar y una piscina a la que le falta la bomba de agua. Es el
campo deportivo Don Bosco, en honor al fundador de la familia Salesiana, padre de la congregación Hijas de María Auxiliadora a la que pertenecía Sor Emilia Rachela.
La nica-italiana
Milena Emilia Rachela Rigori nació en Padova, Italia, el 2 de diciembre de 1926. Era la quinta hija de un matrimonio que tuvo diez. A los 13 años empezó su preparación religiosa y a los 18 hizo sus votos en la congregación Hijas de María Auxiliadora.
En 1952 llegó a Managua para integrarse como maestra de preescolar en el colegio privado María Auxiliadora. “Pero ella lo que quería era trabajar de cerca con los niños más necesitados. Empezó a visitar barrios de Managua con la enseñanza del catecismo, bajo los árboles.
Luego le donaron este lugar, era un predio vacío y lleno de huecos, ella empezó a buscar apoyo, a pedir para empezar con el colegio”, cuenta doña Marta Orozco, su amiga y acompañante. “Tuve el gusto de trabajar con una santa”, dice.
El colegio se convirtió en la Escuela Normal María Mazzarello que actualmente tiene 1,041 alumnos en preescolar, primaria y secundaria, más 500 en preparación docente los sábados. El colegio Sor María Romero en San Judas alberga también a más de mil estudiantes.
“Hay alumnos becados y seguimos manteniendo la calidad educativa, la formación en valores, en fe y en artes. Este es el legado que con pasión trabajó sor Emilia, es un orgullo para todos ser parte de esto”, señala sor Elia Flores, provincial de las Hijas de María Auxiliadora.
