Cuido. Pocos saben que la mente puede colapsar en cualquier momento, y que restablecerla puede ser más difícil de lo que uno espera. Hoy el planeta celebra el Día de la Salud Mental
“María Esperanza estaba en tercer año y la maestra me mandaba a llamar para decirme que era malcriada, que no hacía caso en el aula. Un día me dijo que me la llevara, entonces ya no siguió estudiando”. Así recuerda Elia María Talavera, de 87 años, el inicio de una serie de actitudes erráticas y violentas en su hija, quien posteriormente fue diagnosticada con esquizofrenia.
Talavera le pide a Dios todos los días que le dé fuerzas y paciencia para cuidar a María Esperanza, ahora de 55 años, aunque a veces también le pide que se la lleve, pues siente que cada día esta tarea es más insoportable, física, económica y emocionalmente.
Talavera tuvo 12 hijos, nueve mujeres y tres varones, pero cuatro han muerto. Una de las mujeres murió cuando era una niña en un accidente de carretera; otra sucumbió ante el cáncer cuando tenía 43 años; un varón murió calcinado hace más de dos décadas, y otro, José Bosco, falleció dos años atrás, y también tenía esquizofrenia.
Con ella viven en el barrio El Escudo, en Granada, Mayra Guadalupe, quien tiene 60 años y padece epilepsia, y María Esperanza. Las dos están a su cargo, pero quien representa una mayor carga es María Esperanza, pues al no tomar disciplinadamente el tratamiento farmacológico necesario para controlar los síntomas de la esquizofrenia, la enfermedad se ha agudizado.
Día de la Salud Mental
En 1992, la Organización Mundial de la Salud, OMS, decretó la celebración del Día Mundial de la Salud Mental cada 10 de octubre, con el objetivo de concienciar a la población sobre la problemática de la salud mental y promover acciones de solución. Este año, el lema es: “Viviendo con la esquizofrenia”, enfermedad que afecta al 1% de la población.
El doctor Luis Alemán Neira, miembro de la Asociación Nicaragüense de Psiquiatría, señala que de acuerdo con la clasificación tradicional de los trastornos mentales, la esquizofrenia es la más común de las psicosis, las cuales, a su vez, se caracterizan porque el paciente vive aislado de su realidad, tiene una conducta errática, ideas ilógicas respecto a su entorno y alucinaciones, es decir, que escucha y ve cosas que no existen.
“Las características de los pacientes con esquizofrenia son similares al cuadro que presentan los ancianos con demencia senil, por lo que en algún momento la esquizofrenia era conocida como la demencia precoz”, señala por su parte el doctor Manuel Madriz, quien durante 20 años fue director del Departamento de Psiquiatría del Hospital Militar. Y es que, agrega, los primeros síntomas de la enfermedad aparecen entre los 15 y los 25 años.
Quizá por ello es que Elia María Talavera, la mamá de María Esperanza --la paciente de esquizofrenia-- ya no recuerda cómo era su hija antes de sufrir este trastorno, y solo afirma que “era chavala cuando le apareció”. En su mente, solo están presentes episodios que para ella son de locura.
Una vez, cuenta la madre, María Esperanza agarró sin permiso la cartera de una tía que llegó de visita, y se fue a comprar un montón de juguetes al mercado; aunque lo normal --dice--, es que corra de la casa al resto de miembros de la familia, argumentando a gritos que tiene hijos que la mantienen, aunque, en realidad, María Esperanza nunca se casó ni tuvo hijos.
“Me trata mal, me dice que yo no soy su mama, que su mama es de Alemania, que me vaya de la casa y la deje en paz”, añade Talavera, quien refiere que por lo general, dichos episodios surgen cuando le sugiere o le pide a su hija que se tome el medicamento, algo que María Esperanza rechaza rotundamente.
Arma de doble filo
El doctor Madriz indica que un paciente de esquizofrenia requiere tratamiento farmacológico de por vida para reducir y controlar los síntomas, y que hay medicamentos de nueva generación que les permiten llevar una vida normal con solo tomar una tableta al día.
Sin embargo, apunta que la lista de fármacos de psiquiatría del Ministerio de Salud, Minsa, es la misma de hace 50 años, por lo que los pacientes de esquizofrenia deben tomar de 3 a 6 tabletas de antipsicóticos, pero a ello deben añadir al menos dos tabletas más para ayudarlos a dormir y para evitar efectos colaterales.
“Son tantas pastillas y con tales efectos negativos, que lo más común es que el paciente abandone el tratamiento y ¡plas!... viene una recaída, y detrás de cada recaída hay una exacerbación de los síntomas”, explica. Entre los efectos colaterales de los medicamentos antipsicóticos tradicionales están: sequedad de boca, estreñimiento, dificultad para orinar, salivación excesiva, torsión del cuerpo y movimientos involuntarios.
Para Elia María Talavera eso es cierto, pues afirma que el tratamiento ha perjudicado más a su hija. Además, dice que cuando la interna en el Hospital Psiquiátrico Nacional, la estabilidad le dura pocos días y luego vuelve a lo mismo de siempre.
Atención deficitaria
La complejidad de la esquizofrenia y de otros trastornos mentales se suma a que la atención psiquiátrica en el país es muy precaria, y al rechazo que sufren los pacientes de parte de la sociedad, incluso de sus propias familias, afirma el doctor Luis Alemán Neira, miembro de la Asociación Nicaragüense de Psiquiatría.
Este especialista se basa no solo en lo observado desde su trabajo en la Asociación, sino en estudios de la OMS que indican, por ejemplo, que muy distante del promedio mundial de 3 a 5 psiquiatras por cada 100,000 habitantes, en Nicaragua dicha tasa es de 0.1, y que solo el 1% del presupuesto en Salud se destina a la atención en salud mental, del cual el 91% es para el Hospital Psiquiátrico Nacional.
“La salud mental es necesaria para ejercer los derechos humanos”, refiere Alemán Neira, quien lamenta que la presencia de psiquiatras en el nivel de atención primaria en salud, se limite a las cabeceras departamentales.
"Los trastornos mentales los encontramos en todos los grupos de edad, en ambos sexos y en todas las partes del mundo".
Luis Alemán
Neira.
Doctor.
25 Por ciento
de la población adulta puede sufrir algún trastorno mental en su vida.