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II
¿COMO DESCUBRIR BRUJERIA EN LAS PERSONAS?
La brujería es un acto oculto de destrucción, seducción y maldición contra el prójimo, que implica un compromiso o pacto implícito o contrato de adhesión con Satanás del usuario y su descendencia, actúa en las personas provocando dolencias, diagnosticadas por sus síntomas, como enfermedades, sin embargo a pesar de exámenes médicos diversos no se encuentra la causa.
La medicina se aventura a diagnosticar cualquier motivo de la dolencia o muerte de la persona. Esto es muy común. El Señor maldice al que a escondidas causa daño a su prójimo, cayendo sobre la persona doble maldición la de Dios y la del Diablo. “Maldito el que hiriere a su prójimo ocultamente. Y dirá todo el pueblo: Amén.” Deuteronomio 27:24
Uno de los objetivos de la brujería es debilitar el Sistema Inmunológico, robando energía. Por eso existen legiones de espíritus inmundos especializados en robar energía a las personas, quienes no saben la causa de su fatiga y cansancio sin razón aparente.
Existen personas que durante su vida han practicado la caridad, la paciencia, la bondad, no han hecho mal a nadie, han sido bienhechores y en sus propias palabras son personas buenas que creen tener ganado el Reino de los Cielos y no pueden creer que son víctimas de brujería, por la simple razón de que son buenas personas que ayudan a las demás, pero por su desconocimiento de la palabra de Dios, caen en la trampa de Satanás de vivir su vida confiada, pensando que ser bueno basta.
No saben estas personas que precisamente por ser buenas son atacadas por el mal, hecho por la mejor amiga, por la mejor vecina, por la protegida criada como hija, nuera, sobrina, incluso por los mismo familiares, por la esposa o por el esposo etc.
Viven padeciendo enfermedades que no se le curan a pesar de oraciones y de constantes medicinas. Pensando que es la voluntad de Dios el estar enfermo. Sin saber que por no buscar la luz, vivimos como queremos vivir y no como Dios quiere que vivamos. Nos conformamos a esa vida de padecimientos. Ser bueno no basta es necesario tener a Cristo en el corazón, y tener a Cristo en el corazón es obedecer su palabra, apartando a la familia si es necesario para seguirlo y no ser sujetos de condenación. “El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.” Juan 3:18
